miércoles, 30 de diciembre de 2009

Bodas de porcelana

Por: Elbert Romero Barrios

Maicao-. Parece que fue ayer cuando sin tener muy claro lo que significaba la unión matrimonial y sus múltiples compromisos, me encontré frente al cura sin escuchar el cotidiano sermón gracias a las secuelas del guayabo de mí despedida de soltero.

El sopor ayudó en la desconcentración de aquella tarde nupcial decembrina del último día del calendario. De reojo miraba a mi futura esposa posando con rostro sereno, traje blanco, rodeada de coloridas flores quien seguía de manera diligente las orientaciones del sacerdote.

Empecé a sentir escalofríos cuando se inició el interrogatorio de confirmación por parte del clérigo de mirada inquisidora cuyas tres primeras preguntas convertidas en órdenes debíamos responder de manera afirmativa:

1) ¿Se han presentado aquí autónomamente sin reservas para entregarse y darse uno al otro en matrimonio?

2) ¿Se amarán y se honrarán uno al otro como marido y mujer por el resto de sus vidas?

3). ¿Aceptarán a los hijos que Dios les manda y los educarán de acuerdo con la ley de Cristo y de su Iglesia?... Luego de escuchar la voz seca del padre, proseguía un breve silencio en el sagrado recinto en espera de escuchar nuestros monosílabos.

Y la cuarta fue la pregunta más comprometedora:

 ¿Aceptas a Martha Cecilia como tú legítima esposa, amarla y respetarla; serle fiel de hoy en adelante, en la prosperidad y la adversidad, en la riqueza y en la pobreza, en la abundancia y en la escases; en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe?

Un poco desconcertado mire de reojo de un lado para otro, sentí que muchas miradas se clavaban en mi espalda tratando de sacar mis palabras. Observaba el desespero del párroco. No quedaba otra salida, con ganas de rascarme la cabeza respondí. “Si padre”…

Luego de haber cumplido con cada uno de los comprometedores requisitos, el paso siguiente fue el intercambio de anillos y el momento de mi sonrisa por dentro cuando el padre dio la relajante orden que me hizo bajar el guayabo: “el novio puede besar a la novia,” para luego impartir la bendición final acompañado del histórico vals y el tintinear de las campanas.

Desde esa fecha que salí del templo con mi esposa tomada del brazo, han transcurrido los años suficientes para llegar al puerto de las bodas de Porcelana, son 21 prósperos años junto con mi abnegada esposa que hemos visto volar sin darnos cuenta, escuchamos las afirmaciones de las personas que nos anunciaron que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana o sino, disque cuando los ingresos te dan la espalda, las tensiones se agudizan, los príncipes azules se destiñen, y las princesas se transforman en arpías.

Comprendí el costo del sacrificio por la educación diaria como familia, de sortear los momentos difíciles de escases cuando hasta la sal se agota y las monedas se van por largas vacaciones, advertí de los hábitos insanos por reemplazar, del no oportuno a los amores furtivos, del divorcio a las serenatas de conquista y a los encuentros parranderos con amigos alcahuetes.

Este es el punto de partida que recomiendo para quienes deseen disfrutar de un matrimonio exitoso y así lograr comprender que un casamiento es mucho más que la unión de un hombre y una mujer! De igual manera, el aferrarse a ese ser misericordioso para que ingrese al hogar, fortalezca las relaciones y darle gracias sinceras por las vivencias del día a día y por que el amor y el pan en la mesa siempre estén presente.

¡Bodas de Porcelana!, 21 años vividos pasando avante por las diferentes facetas de las que no nos dimos cuenta, años de compartir juntos, de ver crecer a los hijos y ya es espera que se vayan de casa, de los éxitos profesionales, de los logros, de las alegrías, de las múltiples tristezas vividas y superadas en cada una de estos ciclos como son:

1 año: Bodas de Papel;

2 años: Bodas de Algodón;

3 años: Bodas de Cuero;

5 años: Bodas de Madera;

7 años: Bodas de Lana;

10 años: Bodas de Lata;

11 años: Bodas de Acero;

12 años: Bodas de Seda;

13 años: Bodas de Encaje;

14 años: Bodas de Marfil;

15 años: Bodas de Cristal y

20 años: Bodas de Porcelana!

¡Bodas de Porcelana! las asumimos para tomar un segundo aire y sacar un balance de los logros obtenidos en cada calendario y de lo que aún hace falta por alcanzar para que esta unión matrimonial continúe sólida y celebrar las que siguen como son:

25 años Bodas de plata las que ya casi alcanzamos;

30 años Bodas de perla;

35 años Bodas de coral/jade;

40 años Bodas de rubí;

45 años Bodas de zafiro;

50 años Bodas de oro;

55 años Bodas de esmeralda;

60 años Bodas de diamante;

65 años Bodas de platino;

y por último las Bodas de brillante a los 75 años de unión.

Sea esta una nota de reflexión para quienes se inician; un motivo de meditación para los recién iniciados y una nota de ensueños para quienes como yo deseen formar parte del club que le apuesta a las bodas de diamante.

Mis queridos amigos tengamos siempre presente las cuatro preguntas que una vez mi hiciera el cura, sobre todo, ¡la última!

Feliz año de mucha unión y de consolidación matrimonial. Dios los bendiga.

2 comentarios:

hectorpalechor@yahoo.es dijo...

Tus palbras son verdaderas, se debe tener responsabilidad al tomar tan importante decision, por eso solo se debe realizar cuando estamos completamente seguros de realizar cambios a nuestras vidas, no importa la celebracion Catolica o Civil lo importante es darle la responsabilidad. Cumplì Bodas de Lana la ventaja es grande pero llegaremos a la meta.

Saludos Elbert.

Hector Palechor Espitia

elbert dijo...

Compañero, pila que le hace falta buena oveja por trasquilar...