Proverbios 1:7: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza".
¿Cuál es la principal característica de los italianos? ¿De qué forma ven el mundo los irlandeses y cómo se comportan ante los retos de la cotidianidad?
¿De qué manera ven los indígenas el paso del tiempo y cuál es su escala de valores en una época en que la civilización tiende a desplazar sus costumbres y sus milenarias tradiciones?
¿Qué significado tiene una puerta abierta o cerrada para los chinos? Hay diversas formas de estudiar a los pueblos, su gente y la forma de comportarse, pero hay una manera bien efectiva de acercarse a su historia: los proverbios en los cuales creen.
El diccionario de la Real Academia Española lo define como una Sentencia, adagio o refrán. La sentencia, a su vez, Dictamen o parecer que alguien tiene o sigue, dicho grave y sucinto que encierra doctrina o moralidad.
Los pueblos tienen su propia forma de ver el mundo y una escala particular para jerarquizar los valores. Lo uno y lo otro, están contenidos en buena parte en los valores que una generación le transmite a otra y ésta a la siguiente. Hagamos un viaje imaginario por varios países y conozcamos su cultura a través de los proverbios cuyos habitantes pronuncian en las agradables tertulias familiares; en los prolongados viajes a través del bosque o el desierto, o simplemente en las aulas de clases en donde los maestros intentan convertir a sus discípulos en mejores hombre y mujeres.
Para los africanos residentes en Uganda la lucha de los más fuertes termina afectando a los más débiles, según se desprende de su sabio dicho: “Cuando dos elefantes luchan es la hierba la que sufre”. En Nigeria están muy convencidos de la necesidad de que cada quien asuma sus propias responsabilidades, según se infiere de este adagio: “Una cabra no puede llevar la cola de otra cabra”
Un adagio afgano nos lleva a concluir que solo puede llegar al objetivo deseado quien trabaja para conseguirlo. La expresión es corta y concluyente: “»El buscador es descubridor.»
Los chinos tienen una extraordinaria riqueza en esta forma sencilla y contundente de sabiduría. Escojamos uno solo al azar: “La puerta cerrada más segura es la que se puede dejar abierta”. En verdad, si una puerta se puede dejar abierta, debe ser verdaderamente segura, según lo sugiere esta frase cargada de sapiencia.
Los húngaros, por su parte tienen bien claro que no todo el que comete un error paga por éste. A veces somos los demás los que asumimos las consecuencias, según esta frase proveniente del país europeo: “Adán se comió la manzana, y a nosotros todavía nos duelen las muelas”
Para finalizar este recorrido visitemos a Italia y disfrutemos de su inclinación a la belleza y a la sensibilidad: “La belleza sin bondad es una casa sin puerta, una nave sin viento, un manantial sin agua” Y usted… ¿tiene un proverbio preferido?
alejandrorutto@gmail.com
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