lunes, 29 de octubre de 2007

EL PODER DESPUÉS DE LOS PODERES

Desde nuestra más tierna edad hemos aprendido, la mayoría de nosotros en las aulas de clases, que son tres los poderes públicos. Y se nos ha enseñado también que esa tridivisión es una de las más importantes conquistas populares porque excluye a posibilidad de que una sola persona gobierne al mismo tiempo que expide leyes e imparte justicia, como ocurre en los territorios oprimidos por la tiranía. En los tiempos bíblicos Herodes y Pilatos, gobernantes que representaban el poder romano, tenían al mismo tiempo la investidura de jueces para juzgar y condenar a los acusados en una clara expresión de los poderes concentrados en la misma persona.

Hoy, cuando la mayoría de los países libres tienen firmemente constituidas las tres ramas del poder público, las cuales además deben ser autónomas e independientes, se hacen cábalas sobre cuál es el cuarto poder. ¿Cuál poder de todos es el más importante después del que tienen los gobernantes, los legisladores y los jueces?

A los medios de comunicación y, especialmente, a la prensa se le menciona frecuentemente como el “cuarto poder”, precisamente por su influencia en la opinión pública y la forma en que incide para que los poderes tradicionales sean aceptados o rechazados por las mayorías.

Sin embargo, el emblemático periodista, escritor y docente Javier Darío Restrepo tiene otra opinión. En su libro “Cuarenta lecciones de ética” afirma “…el poder del periodista no es el que tradicionalmente se ha querido dar a entender con la expresión ‘cuarto poder’. El verdadero cuarto poder es la sociedad, que con su voto nombra o destituye a los titulares de los tres poderes tradicionales”

Según el autor citado aparece pues la sociedad como el verdadero cuarto poder; sin embargo, es obvio que en una época como la nuestra y en un país como el que nos vio nacer, existen otros poderes de igual o mayor alcance que los ya mencionados. El poder económico, por ejemplo, no es solo una fuerza, sino algo muy parecido a un dios que todo lo decide, lo impone y lo cambia. Incluso, seduce a la sociedad, para que ésta, a su vez, designe o destituya a los poderes tradicionales. Si algo o alguien no engrana en este poder, está destinado a desaparecer. Y ya han desaparecido hospitales que alguna vez atendieron a los pobres. Y están a punto de privatizarse universidades en donde por años se han formado los hijos y las hijas despueblo.

Pero hay otros poderes, algunos de ellos no tan evidentes, como el miedo, que nos impide a actuar como quisiéramos y debiéramos por temor a las represalias. Y el de la delincuencia organizada que es capaz de apoderarse de las más importantes instituciones de la sociedad a través de sus redes envolventes de riqueza desmedida y corrupción desbordada.

Finalmente mencionemos el más enigmático de los poderes: el poder detrás del poder. Cuando descubramos de qué o de quién se trata sabremos por qué ocurre lo que ocurre en el país. Y en el mundo.

RESULTADO DE LAS ELECCIONES PARA ALCALDE DE MAICAO

OVIDIO MEJIA MARULANDA
MOVIMIENTO ALIANZA SOCIAL INDÍGENA 12,690 Votos;


MAGALIS PALACIO ORTIZ
PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO 11,621 Votos;


EURIPIDES PULIDO RODRIGUEZ
MOVIMIENTO ALIANZA SOCIAL
AFROCOLOMBIANA "ASA" 8,435 Votos ;


ELKIN ENRIQUE DE ARMAS PEREZ
PARTIDO CAMBIO RADICAL 2,305 Votos;


WILLIAM GÒMEZ CIFUENTES
CONVERGENCIA CIUDADANA 919 Votos;


HERNANDO JOSE SALOM BRITO
MOVIMIENTO ALAS-EQUIPO COLOMBIA 844 Votos.

PASARON LAS ELECCIONES. AHORA: A CUMPLIR


El pasado 28 de octubre, a las cuatro de la tarde volvió a escucharse en todos los puestos de votación de Colombia la pieza musical producto de la inteligencia brillante del italiano Oreste Síndici acompañada del poema de Rafael Núñez cuyo primer verso «Oh gloria inmarcesible…» . Nuestro hermoso y sentido Himno Nacional nos indicaba que había finalizado la jornada electoral convocada para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales.
Terminó la campaña y ahora viene la hora de cumplir. Atrás quedaron las jornadas maratónicas y estresantes, las reuniones concurridas de recintos abiertos y cerrados, los discursos emotivos y encendidos, los pactos con los enemigos de antes y con los amigos de ahora, los jingles ruidosos, las referencias a los adversarios, los programas de radio dedicados exclusivamente a un aspirante u otro, los, los debates entre candidatos, las adhesiones inesperadas, las volteretas de última hora y…las promesas de que todo iba a cambiar y el futuro sería mejor. Pues bien, ha terminado no solo la campaña sino el día electoral y las candidaturas han desaparecido.
Algunos de los aspirantes han amanecido con el rótulo poco envidiado de ex candidatos y los demás con la alegría inmensa e indescriptible de haber logrado el objetivo de obtener el cargo con el cual soñaban. El silencio de algunos comandos y el bullicio en otros, así como las pilas de basuras en los puestos de votación, el rostro extenuado de quienes laboraron como jurados, los vehículos de las campañas parqueados en cualquier parte con sus bocinas apagadas, la declaración de los ganadores por los noticieros locales y la búsqueda de un porqué a las derrotas además del anuncio de una que otra demanda, son señal inequívoca de que el proceso eleccionario ha llegado a su final.
¿Qué viene ahora? para los perdedores el retirarse a reflexionar sobre su futuro político y su proyecto de vida personal. Y los ganadores, a atender los enormes compromisos adquiridos. Los flamantes ganadores deben entender de una vez por todas que la palabra es sagrada y se hace necesario honrarla. Y eso no es difícil: basta con hacer realidad lo que prometió y, efectivamente sirvió para ganarse el favor de los ciudadanos.
Ojalá esta generación de personas recién elegidas recuperen el prestigio de la actividad política, se dediquen a trabajar con ahínco por sus comunidades, olviden los intereses personales e inviertan cada minuto del día y cada día de los años en que ejercerán sus funciones, a cumplirle a sus electores y en general a los habitantes de la jurisdicción que creyó en ellos y los respaldó con sus votos. El departamento de La Guajira y los habitantes de cada uno de sus municipios tiene derecho a esperar de sus nuevos gobernantes un trabajo honrado, permanente y decidido por las comunidades.
Es necesario dejar atrás este vergonzoso período de la historia en que hemos sido unos ricos que nos hemos dedicado a vivir como pobres porque los recursos fueron derrochados en obras inconclusas o gastados en bienes sobrevalorados o simplemente desaparecidos por el arte innoble de la corrupción. Desde esta tribuna le enviamos una voz de aliento a quienes no resultaron elegidos y hoy amanecen con la tristeza de ser los perdedores en el proceso. La vida suele dar una segunda oportunidad a quienes tienen la suficiente perseverancia para buscarla y aprovecharla. Nuestras felicitaciones a quienes contaron con el apoyo de las mayorías. A ellos les decimos que los apoyaremos en sus iniciativas y acciones emprendidas a favor de la comunidad. Y los acompañaremos también como veedores durante el tiempo que dure su gestión. Cualquiera puede creer de manera equivocada que el mejor favor que se le puede hacer a un gobernante es aplaudirlos cuando hacen el bien y callar (o aún aplaudir) cuando hacen el mal. Están equivocados: la mejor forma de ayudar a los gobernantes es ayudarlos a ver sus errores y comentarlos de manera oportuna. Desde ya, les ofrecemos nuestra ayuda en ese sentido a través de la crítica reflexiva y el elogio mesurado. La Guajira y sus ciudadanos eligieron y solo la historia dirá si esta vez acertaron. Por el bien de todos, esperamos que nuestros nuevos ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores sean los mejores de la historia.

viernes, 26 de octubre de 2007

NO: un monosílabo salvador

En el idioma castellano hay palabras bien difíciles de definir con otras palabras. Entre ellas podemos mencionar amor, amistad, felicidad, carisma. La próxima vez que trate de definir la palabra “amistad” y siente dificultades para hacerlo no se preocupe, a miles de personas les pasa lo mismo con vocablos representativos de tan elevados sentimientos, circunstancias o características. Algo parecido pasa con la palabra”Libertad”. Ninguna más hermosa que ella. Pero ninguna tan abstracta y llena de múltiples significados. En nombre de la libertad se han cometido crímenes, se han invadido países y declarado guerra. Incluso, vaya paradoja, algunas personas han sido echadas a la cárcel en nombre de la libertad.

Abraham Lincon manifestó que “Quienes niegan la libertad a los demás no se la merecen ellos mismos” con lo cual estaría poniendo el dedo acusador, desde su prominente lugar en la historia, sobre quienes limitan las libertades de las personas y de los pueblos. Johan Wolfgang Goethe escribió: La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días”. La frase no aporta ninguna definición pero atribuye a la libertadla condición de un derecho por el cual todos debemos esforzarnos si nuestro deseo es disfrutarlo. Jean Paul Sastre, el consagrado filósofo francés sentencia: “Estamos condenados a la libertad”. Podría inferirse que ser libre es una carga en lugar de una bendición, pero no se trata de eso, ni más faltaba. A lo que Sastre se refiere es al hecho de que los seres humanos somos libres en todo momento, queramos o no, y estamos obligados a asumir posiciones y tomar decisiones aún cuando no lo queramos.

Octavio Paz, premio Nóbel de literatura y considerado “el más grande pensador y poeta de México”, ofrece una de las más acertadas definiciones acercadle tema. Según él, la libertad es “un movimiento de conciencia que nos lleva, en ciertos momentos a pronunciar dos monosílabos: sí o no” Enorme sabiduría encierran estas palabras. Utilizar dos monosílabos definitivos en el idioma. He ahí la diferencia entre ser libres y ser esclavos.

El afirmativo sí es una palabra poderosa. Recomendable para quienes desean cultivar una actitud positiva frente a la vida. . Los motivadores recomiendan que el individuo se auto convenza de sus potencialidades utilizando el “SÏ” acompañado de palabras como “puedo” y “soy capaz”. Los libros de autoayuda garantizan resultados milagrosos para quien use frecuentemente las expresiones “Sí puedo” “sí soy capaz”. No hay duda de que quienes triunfan en cualquier área de la vida son personas con una generosa dosis de fe en sí mismos y confianza en sus propias cualidades.

Sin embrago, es necesario también ponderar el valor del monosílabo NO. Esta palabra tiene una connotación negativa pero puede representar la diferencia entre el bien y el mal y entre el éxito y el fracaso. Un estudiante consagrado debe aprender a decirle un enérgico NO a los distractores. Una persona coherente debe decirle no, siempre no, a las drogas y al alcoholismo.
Una mujer (y un hombre) de bien debe aprender a decirle NO alas propuestas indecentes. Un funcionario honesto lo es aún más cuando pronuncia un cortante NO cuando intentan sobornarlo. Un pueblo, de manera clara, debe decirle NO a quienes pretenden su ruina. Y todos los ciudadanos debemos aprender a decir esta palabra siempre que sea necesario. Aunque tiemble la tierra, aunque se desplomen los cielos. El sí es una palabra alentadora. El NO es un monosílabo salvador.