lunes, 29 de octubre de 2007

PASARON LAS ELECCIONES. AHORA: A CUMPLIR


El pasado 28 de octubre, a las cuatro de la tarde volvió a escucharse en todos los puestos de votación de Colombia la pieza musical producto de la inteligencia brillante del italiano Oreste Síndici acompañada del poema de Rafael Núñez cuyo primer verso «Oh gloria inmarcesible…» . Nuestro hermoso y sentido Himno Nacional nos indicaba que había finalizado la jornada electoral convocada para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales.
Terminó la campaña y ahora viene la hora de cumplir. Atrás quedaron las jornadas maratónicas y estresantes, las reuniones concurridas de recintos abiertos y cerrados, los discursos emotivos y encendidos, los pactos con los enemigos de antes y con los amigos de ahora, los jingles ruidosos, las referencias a los adversarios, los programas de radio dedicados exclusivamente a un aspirante u otro, los, los debates entre candidatos, las adhesiones inesperadas, las volteretas de última hora y…las promesas de que todo iba a cambiar y el futuro sería mejor. Pues bien, ha terminado no solo la campaña sino el día electoral y las candidaturas han desaparecido.
Algunos de los aspirantes han amanecido con el rótulo poco envidiado de ex candidatos y los demás con la alegría inmensa e indescriptible de haber logrado el objetivo de obtener el cargo con el cual soñaban. El silencio de algunos comandos y el bullicio en otros, así como las pilas de basuras en los puestos de votación, el rostro extenuado de quienes laboraron como jurados, los vehículos de las campañas parqueados en cualquier parte con sus bocinas apagadas, la declaración de los ganadores por los noticieros locales y la búsqueda de un porqué a las derrotas además del anuncio de una que otra demanda, son señal inequívoca de que el proceso eleccionario ha llegado a su final.
¿Qué viene ahora? para los perdedores el retirarse a reflexionar sobre su futuro político y su proyecto de vida personal. Y los ganadores, a atender los enormes compromisos adquiridos. Los flamantes ganadores deben entender de una vez por todas que la palabra es sagrada y se hace necesario honrarla. Y eso no es difícil: basta con hacer realidad lo que prometió y, efectivamente sirvió para ganarse el favor de los ciudadanos.
Ojalá esta generación de personas recién elegidas recuperen el prestigio de la actividad política, se dediquen a trabajar con ahínco por sus comunidades, olviden los intereses personales e inviertan cada minuto del día y cada día de los años en que ejercerán sus funciones, a cumplirle a sus electores y en general a los habitantes de la jurisdicción que creyó en ellos y los respaldó con sus votos. El departamento de La Guajira y los habitantes de cada uno de sus municipios tiene derecho a esperar de sus nuevos gobernantes un trabajo honrado, permanente y decidido por las comunidades.
Es necesario dejar atrás este vergonzoso período de la historia en que hemos sido unos ricos que nos hemos dedicado a vivir como pobres porque los recursos fueron derrochados en obras inconclusas o gastados en bienes sobrevalorados o simplemente desaparecidos por el arte innoble de la corrupción. Desde esta tribuna le enviamos una voz de aliento a quienes no resultaron elegidos y hoy amanecen con la tristeza de ser los perdedores en el proceso. La vida suele dar una segunda oportunidad a quienes tienen la suficiente perseverancia para buscarla y aprovecharla. Nuestras felicitaciones a quienes contaron con el apoyo de las mayorías. A ellos les decimos que los apoyaremos en sus iniciativas y acciones emprendidas a favor de la comunidad. Y los acompañaremos también como veedores durante el tiempo que dure su gestión. Cualquiera puede creer de manera equivocada que el mejor favor que se le puede hacer a un gobernante es aplaudirlos cuando hacen el bien y callar (o aún aplaudir) cuando hacen el mal. Están equivocados: la mejor forma de ayudar a los gobernantes es ayudarlos a ver sus errores y comentarlos de manera oportuna. Desde ya, les ofrecemos nuestra ayuda en ese sentido a través de la crítica reflexiva y el elogio mesurado. La Guajira y sus ciudadanos eligieron y solo la historia dirá si esta vez acertaron. Por el bien de todos, esperamos que nuestros nuevos ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores sean los mejores de la historia.

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